Necesitamos muy poquitos ingredientes.
Un filete de pollo de unos 150 gr. por persona.
1 ó 2 huevos, dependiendo de cuántos filetes tengamos que rebozar.
Harina.
Pan rallado con ajo y perejil picado.
Sal.
Pimienta.
Perifollo.
Aceite de oliva virgen extra.
Mantequilla.
¿QUE HACEMOS?
Lo primero empanar el pollo.
Si vemos que los filetes son algo gruesos los cubrimos con papel film y los alisamos con un rodillo. De esta forma conseguimos un grosor homogeneo. Los secamos bien con papel de cocina.
Ahora los salpimentamos y ponemos un poquito de perifollo (totalmente opcional, pero si lo teneis da un toque espectacular al pollo).
Batimos el huevo y rebozamos el filete de pollo. Lo pasamos por harina y pan rallado y lo ponemos sobre una tabla. Con el canto de un cuchillo grande (he dicho el canto, no el filo, ojito con lo que me haceis) marcamos el pollo haciendo una especie de rombos.
Metemos los filetes en la nevera antes de freirlos, si puede ser una hora mejor que mejor. Esto va a servir para que el rebozado se endurezca y quede más crujiente (truqui de servidora).
¿Y AHORA QUE HACEMOS?
Pues lo más complicado, conseguir el punto perfecto de nuestro escalope.
Cubrimos la base de una sartén con aceite y mantequilla a partes iguales, es decir, una cucharada de aceite por una de mantequilla. Si lo preferis podeis usar sólo aceite, pero con la mantequilla se consigue un punto de sabor más delicado.
Cuando la mantequilla empieza a espumar añadimos el escalope y lo freímos a fuego medio alto (en vitro del 6 al 5 durante dos o tres minutos por cada lado. Hasta que veamos un dorado consistente pero no achicharrado.
Lo sacamos y lo dejamos en papel de cocina para que elimine el exceso de grasa.
1 comentario:
Se ha quemado por culpa de la mantequilla. Se ha de ir con sumo cuidado, para que no suceda, la presentación es super importante para los comensales.
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