Son miles las lecturas que se pueden hacer de las tragedias, muchas interpretaciones, cientos de opiniones. Dejemos a los técnicos considerar las seguridades y las imprevisiones de los gobiernos. Yo me quedo con lo que he aprendido de estos días en las noticias: la envidiable serenidad, dentro del terrible dolor, del pueblo japonés, acostumbrado a los caprichos que les viene del mar, ese mar que les ha dado de comer durante milenios y que hoy se ha cobrado buena parte de la deuda. ¡¡¡ Cuánto nos queda por aprender!!!!
1 comentario:
Totalmente de acuerdo, ojalá tuviéramos un quinto de su saber ser.
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