250g. migas de bacalao.
1/2 cebolleta.
3 ajos.
1 cucharada de harina.
perejil
miga de pan mojada en leche.
1 huevo.
harina.
1 bote de guisantes.
la medida del bote de guisantes de vino blanco.
el liquido del bote de guisantes más una media del bote de agua.
un suspiro de guindilla
perejil.
Las migas de bacalao debemos tenerlas en remojo unas 24 horas para que pierdan sal.
Picamos la cebolleta y la sofreimos.
Meclamos en un bol las migas de bacalao picadas, la cebolleta sofrita, la miga de pan, un ajo, perejil, un huevo. Parece que queda muy líquido pero... queda líquido, no preocuparse, dejar reposar una media hora. Queremos que estén jugosas.
Cogemos pequeñas porciones con una cucharilla y las enharinamos para hacer las albóndigas, con mucho mimo porque no tienen una masa consistente. Las feimos en abundante aceite, lo justo para dorar, de lo contrario se nos quedarán muy secas y al ponerlas en la salsa se secarán más.
Hacemos ahora la salsa. Calentamos tres cucharadas de aceite de freir las albóndigas y ponemos dos ajos picados, antes de que tomen mucho color añadimos una cucharada rasa de harina. Ponemos una medida del bote de guisantes de vino y dejamos evaporar sin parar de remover.
Cuando espese y se haya evaporado el vino añadimos el líquido del bote de los guisantes y una medida de agua del bote de guisantes y perejil. Removemos hasta que espese un poco.
Cuando empiece a espesar ponemos los guisantes y una pizca de guindilla.
Damos que caliente un poco y ponemos las albóndigas, con ciudado para que no se nos deshagan
Dejamos cocer unos cinco minutos, meneando la cacerola, como si estuviéramos haciendo un pilpil.
Emplatamos y a disfrutar. De un día para otro están mucho mejor.
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